Los investigadores españoles Bernabé y José Moya no podían creer lo que estaban viendo.
Más de 20.000 hectáreas de bosque calcinadas. Y en el medio de la devastación, un grupo de cipreses verdes y erguidos.Cuando el fuego destruyó una plantación experimental en Andilla, en la provincia de Valencia, en 2012, los científicos se propusieron descubrir el "misterio" de los cipreses.
"Cuando nos desplazamos a la dantesca escena en aquel trágico verano de 2012, nos asaltaba una gran tristeza y pesar. Estábamos conmocionados ante las dimensiones de la devastación", dijo a BBC Mundo el botánico Bernabé Moya, quien llegó al sitio del siniestro con su hermano José, licenciado en ciencias ambientales, ambos del Departamento de Árboles Monumentales de la Diputación de Valencia.
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