Aceite de coco para el alzheimer y demencia senil
El
aceite de coco, una grasa natural utilizada durante miles de años en
algunos lugares del mundo, podría ser una esperanza en casos de personas
con Alzheimer y otras enfermedades. Ayudaría tanto a recuperar
capacidades perdidas, como a ralentizar la evolución de la enfermedad o
incluso a prevenirla.
¿Grasas saturadas buenas? El
aceite de coco contiene un 90% de grasas saturadas de cadena media, lo
cual, aunque suene paradójico, es una forma saludable de grasa saturada.
Comparada con la terrible grasa trans saturada, el aceite de coco
constituye una forma de consumir grasas buenas. Además,
a diferencia de otros aceites vegetales que son muy saludables en crudo pero no al ser cocinados (les cambia la estructura molecular con altas temperaturas),
el aceite de coco no se oxida al calentarlo. Es muy importante que
si se quiere consumir aceite de coco éste sea virgen, de primera presión en frío y biológico.
Hay que tener en cuenta que muchas casas comerciales venden aceite de
coco refinado, hidrogenado, con aditivos o adulterado de distintas
maneras. Si aún quedan dudas, recomiendo el
siguiente artículo del doctor Mercola que incluye al final del mismo un buen número de referencias a estudios clínicos.
Cuerpos cetónicos y neuronas
El cerebro necesita glucosa para funcionar y sabemos que para que la
glucosa entre en las células necesitamos una llave: la insulina.
Se
ha visto que en las personas con Alzheimer, las cerraduras (los
receptores celulares para la insulina) no funcionan debidamente,
por lo que la glucosa no puede entrar y las células “se mueren de hambre”. Los ácidos grasos de cadena media (AGCM) presentes en el aceite de coco son
utilizados por el cuerpo de una manera diferente a los de cadena larga;
no circulan por la sangre en forma de lipoproteínas para ser
almacenados como grasa en las células adiposas del cuerpo sino que
son enviados directamente al hígado, donde son inmediatamente convertidos en cetonas. Posteriormente,
el hígado libera rápidamente las cetonas al torrente sanguíneo, donde
son transportadas al cerebro para ser utilizadas fácilmente como
combustible sin necesidad de insulina.
Ácidos grasos de cadena media y Alzheimer
La causa del Alzheimer es desconocida aunque se barajan diversas
hipótesis. Las dos más respaldadas son la hipótesis colinérgica (un
déficit en el neurotransmisor de acetil-colina) y la hipótesis de
acumulación de péptidos β-amiloides y “tau” en las neuronas. Otras
hipótesis son la citotóxica, la inflamación de las neuronas y el daño
oxidativo. (Para más detalles sobre estas hipótesis, consultad
aquí).
En el año 2012, las noticias sobre el aceite de coco en relación a la
enfermedad de Alzheimer comenzaron a hacerse un hueco en los grandes
medios; coincidiendo con el fracaso de un medicamento avalado por las
compañías farmacéuticas Pfizer y Medivation, cuando se encontraba ya en
la fase 3 de los ensayos. Unos años antes, empezaba a conocerse la
historia de la doctora Newport, cuyo marido tenía Alzheimer y no
respondía adecuadamente a la medicación. Newport, que había leído
ensayos sobre los ácidos grasos de cadena media en relación a esta
enfermedad, decidió añadir aceite de coco en la dieta de su marido. Un
año después, no se había curado, pero había mejorado… mucho. Esta
doctora se basó en estudios preclínicos que estaban evaluando un
medicamento llamado Axona.
Ese medicamento, cuya finalidad era
proveer al organismo de cuerpos cetónicos, demostró su efecto protector
sobre las neuronas de ratón cultivadas in vitro en un medio rico en
péptidos amiloides. En otro estudio, los ratones fueron sometidos a
una dieta cetogénica (baja en hidratos de carbono) durante 43 días, y se
comprobó una reducción del 25% en los niveles totales de amiloide-β.
También
se llevaron a cabo tres estudios en humanos, que concluyeron que el
aumento de los niveles de cetonas implica una mejoría en los procesos
neurodegenerativos. En otro estudio a doble ciego publicado en la revista
Neurobiology of Aging participaron
veinte sujetos con enfermedad de Alzheimer o deterioro cognitivo leve a
los que se les dio o AGCM (ácidos grasos de cadena media) emulsionados
o un placebo. Los investigadores observaron un aumento significativo en
los niveles de cetonas después de sólo noventa minutos de tratamiento.
Las pruebas cognitivas revelaron que este breve tratamiento AGCM facilitó un mejor rendimiento sobre los parámetros cognitivos.
Aceite de coco vs. Axona
Muchos naturópatas y también médicos (entre ellos la doctora Newport)
preferimos el aceite de coco al medicamento Axona o similares por dos
motivos:
- El medicamento Axona resulta mucho más caro que el aceite de coco.
- El Axona sólo tiene triglicéridos de cadena media de 8 carbonos,
mientras que el aceite de coco tiene C: 6, C: 8, C: 10, C: 12 (todos los
triglicéridos de cadena media) y otros cinco ácidos grasos, incluyendo
algunos ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados; como el ácido
graso esencial omega-6 (pero no omega-3, que es necesario y debe ser
complementado) y algo de fitoesteroles (sustancias que reducen el
colesterol).
¿Cómo tomar el aceite de coco?
Newport recomienda en su web comenzar con
una cucharadita pequeña de aceite de coco, ingerida con alimentos, e ir aumentando progresivamente esta cantidad,
dependiendo del caso, peso, etc., hasta llegar a unas 4-6 cucharadas
soperas al día, repartidas en las comidas. Cabe mencionar que estas
dosis son las recomendadas para personas adultas que padezcan ya
Alzheimer u otras enfermedades neurodegenerativas que impliquen
disminución de la capacidad neuronal para asimilar la glucosa como:
demencia senil, Parkinson, esclerosis lateral amiotrófica, esclerosis
múltiple, distrofia muscular progresiva, corea de Huntington, autismo,
síndrome de Down, etc.
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